Ganar peso y especialmente desarrollar masa muscular, puede convertirse en una situación complicada para muchas personas, incluso cuando siguen una dieta alta en proteína y un plan de entrenamiento adecuado. En algunos casos puede llegar a convertirse en una situación frustrante que afectar no solo la apariencia física, sino también la salud general.
¿Por qué pierdo músculo tan rápido? ¿Por qué pierdo músculo y no grasa? Estas son preguntas que probablemente te has hecho si sientes que a pesar de tus esfuerzos, no consigues mejorar tu masa muscular.
En este artículo te voy a dar detalles de por qué podrías estar perdiendo músculo tan rápido, las razones detrás de la dificultad para ganar peso y qué factores podrían estar influyendo en esta situación.
Este artículo trata sobre...
ToggleLas hormonas tienen un papel importante en la pérdida de peso y músculo: Disfunciones endocrinas
Cuando el cuerpo no produce las hormonas de manera equilibrada, bien por déficit o por exceso, pueden aparecer síntomas como pérdida rápida de músculo y dificultad para ganarlo. Entre las disfunciones hormonales más comunes están:
Disfunción tiroidea (Hipertiroidismo): Una tiroides hiperactiva acelera el metabolismo basal, incrementando el gasto calórico en reposo y favoreciendo el catabolismo muscular. Esto conduce a una rápida pérdida de masa muscular y dificultad para ganarla.
Disfunción Adrenal: Problemas con las glándulas suprarrenales, como la enfermedad de Addison, afectan el equilibrio hormonal y disminuye la capacidad del cuerpo para mantener un peso saludable. Por otro lado, el exceso de cortisol debido al estrés crónico, también puede llevar a un estado catabólico.
Diabetes Mellitus Tipo 1: En esta condición el cuerpo no puede utilizar la glucosa de manera efectiva debido a la ausencia de insulina. Esto provoca una pérdida de peso significativa y catabolismo muscular al descomponer proteínas para obtener energía.
Hipopituitarismo: La disfunción de la glándula pituitaria interfiere en la producción de múltiples hormonas, entre ellas la hormona de crecimiento (GH), vital para el mantenimiento y reparación muscular.
Hipogonadismo: La deficiencia de testosterona (en hombres) o estrógenos (en mujeres) limita la síntesis proteica y promueve la acumulación de grasa en lugar de músculo.
Sin embargo, no todo se reduce a problemas hormonales. A menudo, el cuerpo no está absorbiendo los nutrientes esenciales que necesita.
Problemas de mala absorción
La absorción adecuada de nutrientes es esencial para el mantenimiento y desarrollo muscular. Si no llega alimento a tus músculos, estos no pueden crecer. Las alteraciones en el sistema digestivo pueden limitar la disponibilidad de estos nutrientes, afectando directamente el crecimiento muscular.
Enfermedad celíaca: Esta enfermedad autoinmune daña las vellosidades del intestino delgado, reduciendo la capacidad de absorber proteínas, grasas y carbohidratos, dando como resultado en algunos casos pérdida de peso y debilitamiento muscular.
Enfermedad inflamatoria intestinal (EII): Afecciones como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, generan inflamación crónica en el tracto gastrointestinal, interfiriendo con la absorción de nutrientes esenciales.
Síndrome del intestino irritable (SII): Aunque no causa daño estructural en el intestino, el SII puede afectar la motilidad intestinal y la digestión, reduciendo la absorción de nutrientes.
Insuficiencia pancreática exocrina: La falta de enzimas digestivas producidas por el páncreas afecta la descomposición y absorción de grasas, proteínas y carbohidratos, causando pérdida de masa muscular.
Sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO): El exceso de bacterias en el intestino delgado compite por los nutrientes ingeridos, generando deficiencias que afectan negativamente la síntesis proteica.
Incluso cuando la absorción intestinal es eficiente, el manejo de los lípidos en el cuerpo también puede influir en la dificultad para ganar peso y mantener músculo.
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Gestión de lípidos
La forma en que tu cuerpo gestiona las grasas también influye significativamente en tu capacidad para ganar músculo ya que el metabolismo de los lípidos es crucial para proporcionar la energía necesaria para el crecimiento muscular. Alteraciones en esta gestión pueden dificultar el aumento de peso.
Deficiencia de enzimas lipolíticas: La incapacidad para descomponer las grasas adecuadamente limita la energía disponible para la síntesis muscular.
Síndrome de malabsorción de grasas: Una deficiencia en la absorción de grasas puede llevar a la pérdida de peso y a deficiencias en vitaminas liposolubles (A, D, E, K), esenciales para el metabolismo muscular.
Hipolipoproteinemia: Este raro trastorno genético afecta el transporte de lípidos en la sangre, dejando a las células musculares sin ácidos grasos esenciales para su regeneración.
Más allá de los lípidos, el papel del hígado y el sistema biliar es fundamental en el metabolismo.
Disfunciones Hepato/Biliares
El hígado y la vesícula biliar son esenciales para la digestión de grasas y la regulación del metabolismo. Alteraciones en su función pueden llevar a la pérdida de masa muscular.
Enfermedad hepática crónica: Las afecciones hepáticas crónicas limitan la capacidad del cuerpo para metabolizar nutrientes, dificultando la ganancia de peso.
Colestasis: Una reducción o bloqueo en el flujo de bilis desde el hígado impide la digestión eficiente de grasas, lo que afecta la absorción de nutrientes.
Insuficiencia hepática: El hígado juega un papel clave en la síntesis de proteínas, carbohidratos y grasas. Su disfunción puede llevar a un metabolismo ineficiente y a una pérdida muscular acelerada.
Pero incluso con una función hepática óptima, si las mitocondrias no funcionan bien, no se lograrán los objetivos deseados ya que son fundamentales para la generación de energía en los músculos.
Disfunción mitocondrial
Las mitocondrias, también conocidas como las “fábricas de energía” de las células, son esenciales para mantener la salud muscular en buen estado. Una disfunción mitocondrial puede hacer que tus músculos no reciban la energía que necesitan para regenerarse y crecer, llevándote a perder músculo rápidamente. Esta situación no solo afecta tu masa muscular, sino que también puede aumentar la fatiga crónica, la debilidad y una mayor tendencia a lesiones en músculos y ligamentos.
Mitocondriopatías: Estos trastornos genéticos disminuyen la capacidad mitocondrial para producir energía, dejando a los músculos sin el soporte necesario para crecer y recuperarse.
Una buena salud mitocondrial es esencial para ganar o mantener la masa muscular. La terapia de luz roja ayuda en casos de baja energía mitocondrial, ya que estimula la producción de energía celular.
Pero cuidado porque el daño que produce del estrés emocional y psicológico también puede jugar un papel importante en este problema, en la mayoría de los casos, este factor se pasa por alto.
Estrés y problemas psicológicos
El estrés crónico y los problemas psicológicos como la ansiedad, pueden desencadenar un aumento en los niveles de cortisol, una hormona catabólica que favorece la pérdida de masa muscular y dificulta la ganancia de peso. Además, el estrés suele afectar el apetito y los patrones de sueño, dos factores fundamentales para construir músculo. Si constantemente te preguntas “¿por qué pierdo músculo y no grasa?” el estrés podría estar influyendo más de lo que imaginas.
Y no pienses que el estrés se limita únicamente a lo que te genera tu trabajo. El exceso de ejercicio, no descansar adecuadamente, una alimentación inadecuada o incluso una idea recurrente que no puedes sacar de tu mente, también pueden ser grandes fuentes de estrés para tu cuerpo y mente. En este artículo te explico más sobre las diversas fuentes de estrés que podrían estar afectándote día a día.
Malos hábitos de los patrones de sueño
Normalmente, las personas con mucho estrés duermen poco y mal, y la falta de sueño afecta negativamente al crecimiento de la masa muscular ya que altera procesos clave relacionados con la síntesis de proteínas, la regulación hormonal y el equilibrio energético.
Disminución de la síntesis proteica muscular: La síntesis de proteínas musculares es el proceso mediante el cual los aminoácidos se ensamblan en proteínas para reparar y construir tejido muscular. Este proceso es estimulado por señales como la activación de la vía mTOR (mammalian target of rapamycin), que se optimiza durante el sueño profundo. La privación del sueño disminuye la actividad de mTOR, lo que limita la capacidad del cuerpo para reparar y construir músculo tras el entrenamiento.
Alteración de la liberación de la hormona del crecimiento (GH): La hormona del crecimiento es esencial para la regeneración y el desarrollo muscular. Su liberación alcanza su pico durante la fase de sueño profundo (ondas lentas). La falta de sueño interrumpe estas fases y esto reduce la secreción de GH. Esto a su vez, afecta la estimulación de IGF-1 (factor de crecimiento similar a la insulina), un mediador clave de los efectos anabólicos de la GH.
Aumento del cortisol: Nuevamente aparece esta hormona catabólica, que es liberada en respuesta al estrés, incluyendo como fuentes de estrés la falta de sueño. A niveles elevados, el cortisol degrada las proteínas musculares al activar vías como la ubiquitina-proteasoma, un sistema responsable de descomponer proteínas celulares. Además, el cortisol antagoniza la acción de la insulina, reduciendo la absorción de glucosa por los músculos y afectando su regeneración.
Reducción de la sensibilidad a la insulina: La privación del sueño altera el metabolismo de la glucosa y disminuye la sensibilidad de los tejidos a la insulina. Esto afecta el transporte de glucosa hacia las células musculares, limitando la disponibilidad de energía necesaria para los procesos anabólicos y la síntesis de glucógeno, un componente esencial para la recuperación muscular tras el ejercicio.
Disminución de testosterona: Esta hormona anabólica que ya hemos visto antes, es clave para el crecimiento muscular y su correcto funcionamiento, pero debes saber que también depende de un sueño reparador. La falta de sueño disminuye su producción, ya que los ciclos circadianos y la calidad del sueño son determinantes en su secreción diaria.
Estrés oxidativo: La falta de sueño incrementa el estrés oxidativo ya que reduce la actividad de enzimas antioxidantes como la superóxido dismutasa (SOD) y la glutatión peroxidasa. Este desequilibrio genera un ambiente proinflamatorio que puede dañar las fibras musculares y dificultar su regeneración.
Alteración de los ciclos circadianos
Cada tejido del cuerpo tiene su propio reloj biológico, regulado por genes circadianos como Clock y Bmal1. En el músculo, estos genes controlan la expresión de proteínas clave involucradas en el metabolismo energético, la reparación y la síntesis muscular. Cuando el ciclo circadiano se desincroniza, estos relojes periféricos pierden eficiencia y esto afecta directamente la capacidad de los músculos para crecer y repararse.
Trastornos alimentarios
Estos trastornos suelen estar vinculados a una baja ingesta calórica o proteica que no cubre las necesidades del cuerpo. Por ejemplo, una dieta demasiado restrictiva o desequilibrada puede ser la causa de que tus músculos no logren desarrollarse como deberían.
Restricción alimentaria crónica: Incluso en ausencia de un diagnóstico formal de trastorno alimentario, una dieta inadecuada, baja en calorías o desequilibrada, puede contribuir a la dificultad para ganar peso.
Anorexia nerviosa: Esta condición no solo reduce drásticamente la ingesta de nutrientes esenciales, sino que también provoca alteraciones metabólicas que favorecen el catabolismo muscular.
Aunque en la mayoría de casos el ayuno intermitente es una buena estrategia para bajar de peso y mejorar la salud metabólica, en mi caso no es una buena opción debido a mi baja función tiroidea. Cada vez que inicio un periodo de ayuno voluntario intermitente, mi tiroides se descompensa.
Infecciones crónicas
Las infecciones crónicas, ya sean bacterianas, virales o parasitarias, pueden consumir gran parte de la energía que tu cuerpo necesita para mantener la masa muscular. Estas infecciones tienden a aumentar la inflamación y a agotar los recursos metabólicos, dejando al cuerpo en un estado catabólico.
Esto puede ser otra razón importante por la que experimentas una pérdida muscular rápida y una dificultad constante para ganar peso.
Infecciones bacterianas: Patógenos como el Helicobacter pylori o infecciones recurrentes pueden interferir con la digestión y absorción de nutrientes.
Infecciones virales: El virus de Epstein-Barr o el VIH (entre otros) afectan el metabolismo y la regeneración muscular.
Infecciones parasitarias: Parásitos como Giardia o Entamoeba histolytica consumen nutrientes esenciales, privando al cuerpo de lo necesario para mantener la masa muscular.
Enfermedades crónicas
Enfermedades crónicas como la insuficiencia cardíaca, problemas respiratorios, problemas digestivos como vimos anteriormente o afecciones renales, incrementan las demandas energéticas del cuerpo. Esto puede llevar a un estado de desgaste muscular, donde el organismo descompone proteínas musculares para satisfacer sus necesidades energéticas. La escasa masa muscular puede ser tanto un síntoma como una consecuencia de estas condiciones.
Insuficiencia cardíaca: El corazón necesita trabajar más para compensar el flujo sanguíneo deficiente, lo que incrementa el gasto energético basal.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): Esta enfermedad limita la capacidad respiratoria y aumenta el consumo energético del cuerpo.
Insuficiencia renal crónica: La acumulación de toxinas en la sangre genera inflamación sistémica, dificultando la síntesis proteica y favoreciendo el desgaste muscular.
Además de las enfermedades crónicas, los factores genéticos y metabólicos heredados también pueden ser clave.
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Desórdenes metabólicos hereditarios
Algunas personas nacen con desórdenes metabólicos que afectan la forma en que el cuerpo procesa nutrientes esenciales, lo que puede explicar la pérdida rápida de músculo y la dificultad para ganarlo.
Fenilcetonuria: Este trastorno afecta la capacidad del cuerpo para descomponer la fenilalanina, un aminoácido esencial para el músculo.
Galactosemia: La incapacidad para metabolizar la galactosa genera deficiencias energéticas que impiden el crecimiento muscular.
Alteraciones del sistema inmunológico
Las enfermedades autoinmunes, como el lupus o la artritis reumatoide, pueden desencadenar procesos inflamatorios que dañan los músculos y ligamentos. Además, estas alteraciones afectan la capacidad del cuerpo para absorber y utilizar nutrientes esenciales, perpetuando la pérdida de músculo y dificultando la recuperación.
Lupus eritematoso sistémico: Esta enfermedad genera inflamación crónica que daña tejidos musculares y articulares.
Artritis Reumatoide: Además de afectar las articulaciones, la artritis reumatoide contribuye al desgaste muscular debido a la inflamación sistémica.
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Incluso factores externos como los medicamentos, pueden influir negativamente en la masa muscular.
Uso de medicamentos
Algunos medicamentos pueden influir en el apetito, el metabolismo y la absorción de nutrientes.
Glucocorticoides: Estos medicamentos utilizados para tratar inflamaciones crónicas, tienen un efecto catabólico que favorece la degradación de proteínas musculares.
Quimioterapia: Los tratamientos contra el cáncer no solo reducen el apetito, sino que también afectan directamente en la regeneración muscular.
Antibióticos a largo plazo: Su uso prolongado puede alterar la microbiota intestinal, dificultando la absorción de nutrientes esenciales.
Si pierdes con facilidad masa muscular o te cuesta ganarla; ¿Con cuál de estas causas te identificas?
Si te cuesta ganar masa muscular o la pierdes con facilidad, es importante investigar a fondo las posibles causas subyacentes que están provocando esta situación. Como hemos visto, la solución no está simplemente en seguir una dieta alta en calorías o un plan de entrenamiento de hipertrofia intensivo. El problema puede estar en procesos internos que requieren un diagnóstico detallado y un tratamiento específico.
La clave está en entender qué está ocurriendo dentro de tu cuerpo, identificar el origen del problema y corregirlo desde la raíz. Solo cuando tu cuerpo funcione correctamente, podrás construir músculo de manera sostenible y alcanzar tus objetivos de salud.
Si este es tu caso y deseas que investiguemos más a fondo, envíame un mensaje y te pondré en contacto con nuestro especialista.
Sé Feliz
Pedro García