El que algunas personas puedan ser más sensibles que otras a estos cambios de atmósfera hace que tengan desventaja en esa época a la hora de competir, o simplemente que lo pasen mal para llevar el ritmo de entrenamiento de un grupo, o que sencillamente les cueste levantarse de la cama para ir al trabajo, por lo que cuando llega la hora del entrenamiento, no tienen fuerza para arrastrar su cuerpo hacia el gimnasio o a la clase que toque ese día.
Sientes todo el día tu cuerpo cansado y muy pesado. Tienes un sueño excesivo y es muy difícil concentrarte. Cuando haces deporte, las pulsaciones y la respiración suben muy rápido y casi no tienes fuerza. Tienes un agotamiento continuo que te impide hacer una vida normal.
Si eres una “plantita” de las que le afectan los cambios de atmósfera, aquí te dejo unos consejos para que esos días pasen lo más rápido posible